Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Hold on, I'm coming

26/12/06 | |

Que reviente ese color en tu rostro, que New Orleans se trague tus tripas y las escupa a la medianoche. Si a alguien importas, vendrán a recogerte; te pondrán una manta, te chuparán la izquierda y acariciarán la derecha, te darán dos boletos segunda clase y te invitarán a una noche en Crab´s, quizás hasta puedas flirtear con una de las nenas de la barra (un poco de piel para cuando abran la nevera).
Si a alguien importas, te vendarán la cabeza (porque yo te la voy a romper) y escucharás el verdadero blues, no el de pantallita y maní, ni el de media hora ante el espejo y ahora qué chaqueta me pongo, oh, pero olvidé mis calzones italianos; no, ése no, bastardo.
Hablemos, que la noche empieza a incitarme a madrearlos a todos; que el B.B.King me aporrea con su The thrill is gone, que Bogotá se incendia y no quiero que nadie venga a apagarla; déjala arder, Sr. Fonván.

SALTA, SALTA, SALTA, que Alvin Lee toca I'm going home y esto no es Abbott y Costello, pero la temperatura es perfecta (recuerda que está a-r-d-i-e-n-d-o). Brinca y no dejes de pensar: al Galeras también le gusta el blues, especialmente si lo toca la Tamasagra Blues Sensation.

Hold on, I'm coming.
Ilustración de Giovanni Clavijo