Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
Volvimos a hundirnos en el hastío general. Yo escribía poesía autocompasiva, cientos de poemas espantosos que acabaron por sumar un millar, y cuya temática oscilaba entre el aburrimiento y el sinsentido, con un punto de imágenes alucinatorias de muerte y suicidio. Era un nihilista que vivía con sus padres. Incluso empecé a pensar en una
Antología de la Poesía Irrelevante, considerando que era mi única oportunidad de que alguien alguna vez me incluyera en una antología. Isidora quería compilar la antología, pero la cosa acabó en nada a pesar de que a todas luces estábamos rodeados de poesía irrelevante por todas partes.
Fragmento de
El caso Kauders, de
Aleksandar Hemon. Relato incluido en
Lo mejor de McSweeney's, volumen II.
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