Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Cuentos para el nuevo año

1/1/12 | |

Lujuria
Me incliné sobre ella. Dormía. Iba yo dispuesto al beso, moviéndome con artes de sutileza. Entonces, inexplicablemente, despertó. Sin duda me llegó, rectilínea, su mirada envuelta en la ternura del sueño, porque no pude evitar sentirme como quien es sorprendido en el acto vergonzante de abrir una caja fuerte.
Guillermo Farber.

Castigo eterno
Las puertas del infierno se abrieron y él entró, envuelto en un halo de incógnitas. Pero lo desconcertaron la inesperada bienvenida y el entusiasmo de la novedad, y le ocurrió lo que a todos los anteriores: al calor del momento decidió quedarse allí para siempre.
Guillermo Farber.