Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Ortoescrituraranciomolecular II

8/1/12 | |

VACILANDO CON AYAHUASCA

Lima parecía hostil. Después de un desierto casi inagotable, el mar de cemento. Una hora, nos dijeron. Buscar una librería, limpiar la grasa del rostro, comprar algún periódico sensacionalista rebosante de vedettes calatas y escándalos motelescos. O mejor, comprar una botella de pisco e imaginar a Susy Díaz a mi lado, desperezándonos en medio de la Plaza Santander, arropados por cajas de cartón. Desnudos. Qué tristes pensamientos.
Ole mujer hilandera ole, ole, ole
Ole mujer hilandera...ole, ole, ole
Tú me enseñas a hacer hilo
Yo te enseño a enamorar.

El Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, cien por ciento alpaca, tres turistas japoneses, dos valquirias de pechos operados, un holandés errante y artesanías made in China.
Un chullo doble faz, veinte dólares. Botella de agua, dos dólares. Buscar la sección de música peruana. Uchpa por las nubes; Peruvian Waltz Chillout, un asco; Eva Ayllón, edición especial en DVD, atraco. Una foto para preservar ese momento en que encontré un disco de Juaneco y su Combo, rasqué mis famélicos bolsillos pero escupieron calderilla. Ya habrá otra vez, Juaneco. Ya volaremos juntos, Susy.
Y dale Juaneco.
Texto e ilustración de Giovanni Clavijo Castillo.