Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Zapatos crónicos y un sol mexicano

27/1/12 | |

La vida en Nacapa: Aquí no viene nadie…
Por Paola A. Praga

Saltillo, Coah.- Tres zapatos dispersos quedan sobre la fina arena color miel. Pertenecían a unos pies pequeños, lo confirma su tamaño. Todos se fueron, las veredas están vacías en medio del desierto.

El sol quema como brasas sobre la piel. Lo que fue una imponente hacienda se cae a pedazos, mientras los cerros la resguardan tiesos. Los acompaña una carreta y pedazos de alambre.

No hay perros ni gatos cerca. Sólo insectos que emiten mínimos sonidos al caminar sobre la tierra. El silencio avasalla, su presencia se eleva y llega a tal punto que hasta lastima los oídos.

Es Nacapa, con sus tres habitantes. Situado al sur de Ramos Arizpe, el poblado sobrevive en la nada. No hay luz ni drenaje. No hay tiendas de abarrotes ni una plaza principal. No hay televisión ni periódico.
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Texto tomado de el Zócalo Saltillo.