Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Los parientes de Ester, mis lecturas novembrinas

29/11/13 | |

"Y luego los transeúntes las fueron guiando por esas cuadras de viejos edificios de oficinas, de locales de comercio, de restaurantes y puestos de fritanga, por las que entre los empleados y los clientes transitaban carteristas y raponeros, camorristas malhablados, cachifos sin oficio, mercachifles de la calle doce, esmeralderos de la catorce, piperos de la carrera trece, putas de poca monta, jugadores de dado, tahúres de billar, gamines patoteros, serenateros trasnochados, chulos de copera, cafres patilludos, camajanes descamisados, vendedores ambulantes, revendedores de joyas, detectives sospechosos, anunciadores de ungüentos, culebreros alharaquientos, timadores de bolita, echadores de suerte, politiqueros sin puesto, traficantes de chucherías, cascareros atarvanes, cantantes de la calle, pregoneros de felicidad, compradores de botellas y cuchilleros camuflados."
Fragmento de Los parientes de Ester de Luis Fayad.
Fotografía encontrada aquí.