Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Una muchacha

26/12/13 | |

Una muchacha que cae. Dino Buzzati.

  Con despecho comprendió que una treintena de metros más abajo otra muchacha caía. Era sin dudas más bella que ella y llevaba un vestido de media tarde con mucha clase. Quién  sabe por qué, la otra descendía a una velocidad  muy  superior a la suya, hasta el punto que en pocos instantes la distanció y desapareció allá abajo, a pesar de los llamados de Marta. Sin duda iba a llegar a la fiesta antes que ella; tal vez era un  plan calculado de antemano para suplantarla.
Luego Marta se dio cuenta de que ellas dos no eran las únicas que caían. A todo el largo de los flancos del rascacielos, otras mujeres jóvenes se deslizaban  en  el vacío, las caras tensas por la excitación del vuelo, agitando festivamente las manos como para decir: aquí estamos, aquí venimos, es nuestra hora, festéjennos, ¿no  es verdad  que el mundo es nuestro?
Un texto encontrado en Nalgas y libros.
Fotografía de Zack Zeckler.