Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Ojalá alguien te mirase

20/2/15 | |

Pelo de perro

El perro se ha ido. Lo echamos de menos. Cuando suena el timbre, nadie ladra. Cuando volvemos tarde a casa, no hay nadie esperándonos. Seguimos encontrándonos pelos blancos aquí y allí por toda la casa y en nuestra ropa. Los recogemos. Deberíamos tirarlos. Pero es lo único que nos queda de él. No los tiramos. Tenemos la esperanza de que si recogemos suficiente pelo, seremos capaces de recomponer al perro.

Mujer, treinta años

Una mujer de treinta años no quiere dejar su hogar de la infancia.
¿Por qué debería irme de casa? Son mis padres. Me quieren. ¿Por qué debería casarme con un hombre con el que discutiré y que me gritará?
Aún así, a la mujer le gusta desvestirse delante de la ventana. Ojalá algún hombre la mirase, al menos.

Lydia Davis.
Traducción de Emily Roberts.
En la imagen, pintura de Giovanni Iudice.