Álvaro Bisama (Chile).
A él lo conocíamos de esa época, de cuando escuchábamos a Kreator. Era más bien pavo, huevoncito. Pendejo. En la universidad cambió. Eso pasa cuando algunos se van del pueblo. Se convierten en otras personas. Yo creo que él no era demasiado inteligente. Por eso le pasó lo que le pasó. Yo no sé mucho. Me sé la parte de acá. A veces se juntaba con nosotros. Íbamos a esa botillería que quedaba cerca del cerro y comprábamos una garrafa y nos pasábamos la noche en la línea del tren. Una vez una locomotora que venía con las luces apagadas casi nos mata. Llevaba fierros para esas fundiciones que hay cerca de San Felipe. Fue una sombra que nos curó la resaca y nos llenó de espanto. Fue una ballena negra atravesando el pueblo de noche como una pesadilla concreta.
Continuar leyendo.