Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Nunca sobran las flores

10/4/15 | |

 Dos campañas publicitarias con un bonito trabajo gráfico: una, sobre el uso de la bicicleta en Buenos Aires y la otra, sobre flores (y para qué sirven)