Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

En ese anochecer

31/8/15 | |

La solterona

Con la blusa vacía y los ojos inmensos
de soportar las lágrimas que no saben caer,
llegó calladamente. Maduros y propensos,
flotaron en la noche pecados sin hacer.
Y yo vi sus diez dedos marchitos de agonía
jugando a ser amados sobre aquel alfiler;
y vi su enorme ojera morada que crecía
como un mar insondable que vive de mujer;
y me quedé sintiendo su pobre boca seca
-que inundó de palomas tristes la biblioteca-,
sus piernas respetadas, su sexo sin llover,
y fue tan misterioso mi corazón pequeño
que tuve que ser fuerte para no usar el sueño
de regalarle mi hombre en ese anochecer.

CARINDA OLIVER LABRA.