Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

La alta noche del sábado

12/9/15 | |

LAS MUCHACHAS DE DOÑA EDUVIGES

La casa de lenocinio de doña Eduviges no existe durante el día ni todos los días de la semana, sino sólo durante la alta noche del sábado. Está en una zona de la intrincada ciudad de Zirza que nunca es la misma, es decir que lo encuentras o no lo encuentras, pero los pocos pocos ciudadanos que han tenido la fortuna de hallarlo, aunque nomás fuese una sola vez en sus vidas, dicen, con el susurro de quienes forman parte de una sociedad secreta, que es el mejor burdel del mundo y que sus putas fantasmas hacen gala de una tan sutil sabiduría erótica que se acerca deliciosa aunque peligrosamente a la Poesía (exíjase la mayúscula).
José de la Colina.

En la imagen, cartel de Waldemar Swierzy.