Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El mundo no se acaba

14/3/16 | |

Parte II

Un poema sobre sentarse en una azotea de Nueva York en una fría tarde de otoño, bebiendo vino tinto, rodeado de altos edificios, niños pequeños corriendo peligrosamente hacia el borde, la bella chica de quien todos están secretamente enamorados sentada a solas. Ella morirá joven pero todavía no lo sabemos. Ella tiene un agujero en su media negra, mostrando su dedo grande, con la uña pintada de rojo… Y los rascacielos… a la luz menguante… como nuevos Caldeos, pitonisas, Casandras… por sus demasiadas ventanas ciegas.
Charles Simic. Tomado de El mundo no se acaba.