Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Uno de Short Story Project

28/2/18 | |

DOS HOMBRES 

Conocí al primero de los hombres cuando volvía a casa tras un baile en el Salón de Veteranos de Guerras en el Extranjero. Me sacaban del lugar mis dos buenos amigos. Había olvidado que ellos me habían acompañado, pero ahí estaban. Una vez más, volví a odiarlos. Los tres habíamos formado un grupo basado en algo erróneo, uno de esos malentendidos básicos que todavía no se había hecho del todo evidente, así que seguíamos haciéndonos compañía y yendo a bares y teniendo conversaciones. Por lo general, estas falsas coaliciones morían después de un día o día y medio, pero esta ya duraba más de un año. Tiempo después, uno de ellos acabó herido cuando estábamos robando una farmacia y los otros dos lo dejamos tirado y sangrando en la entrada trasera de un hospital y entonces lo arrestaron y todo vínculo se disolvió. Pagamos su fianza más tarde, y todavía más tarde fueron retirados todos los cargos en su contra, pero habíamos abierto nuestro pecho para mostrar nuestros cobardes corazones, y no es fácil seguir siendo amigos después de algo así. Continuar leyendo

DENIS JOHNSON. Traducción: Rodrigo Fresán.