Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Ese maldito gusto por la música

4/2/19 | |

Ese maldito gusto por la música 
Lucrecia Maldonado (Ecuador)
Para Modesto Ponce 

Es cierto que no son horas de llegar, es cierto también que por lo menos debí haber llamado, que el hecho de que tenga más de treinta años no me justifica de hacer lo que me da la gana, por lo menos mientras viva en esta casa, porque el que vive en una casa decente y sobre todo la que vive en una casa decente tiene la obligación de reportarse y de no hacer nada que parezca incorrecto porque es absolutamente impensable que a mis años, y con la formación moral, ética, católica, apostólica, romana y marianista que me has dado yo vaya a cometer cualquier desaguisado de esos que solamente los cometen vos ya sabes quienes. Es cierto, pero antes de que me sueltes todo el rollo que para ahorrarte el trabajo ya te lo he soltado yo, déjame explicarte, déjame sentarme un ratito aquí y mirarte a los ojos, a esos ojos que todavía son hermosos, que todavía miran profundo, como seguramente lo miraron a mi papi alguna vez en el pasado, alguna noche de frío, algún momento de desconcierto. Déjame ir hacia la radiola vieja, no el equipo nuevo con todo y CD que te regalamos por el último día de la madre en atención a tu impecable gusto por la música de los grandes maestros, y también para que escuches versiones regrabadas de tus tríos Los Reales y Los Brillantes que sí saben de música nacional, no como esa música chichera de los otros, no tampoco el tres en uno que nos compraron vos y mi papi cuando íbamos entrando en la adolescencia y venían las fiestas y bailábamos sugar sugar y después Gary Glitter y vos ya me decías cuidado Isabelita no te pondrás esas faldas tan cortas y provocativas, entonces yo me ponía un overol de mecánico con una blusa de granjero de Iowa y vos te ponías hecha un brazo de mar y después se te llenaban los ojos de lágrimas y murmurabas para nadie «cómo me gustaría que se arreglara un poquito, parece de esas hippies de la calle, así quién se va a fijar en ella», pero bueno, esa es otra historia, yo quiero que vengamos ahora a la radiola de cuando éramos chiquititos, que saques los discos con que nos arrullabas mientras nos dabas la papilla de plátano con limón, esa música que la María decía que era de muertos, que mejor te consiguieras algo de Julio Jaramillo, de Leo Dan o de Palito Ortega. Continuar leyendo.