Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El hombre de Changchun

5/10/20 | |

Changchun 
Llega roto, cansado, con un poco de hambre. Se prepara un sándwich y enciende la tele, otra repetición de una comedia de enredos. Algo le pierde, algo se enrosca en sus manos, pica su centro de equilibrio y charpalea inseguro entre sus venas. Alguien le dijo que era así, un gusano que ralentiza sus movimientos, una pena enclaustrada, un punto de luz en medio de una llanura con la noche tragándose al mundo.
El hombre de Changchun cruza la calle. Hace frío, la casa lleva años deshabitada. Charpalea.
Giovanni Clavijo.
Texto publicado en la segunda edición del colectivo Mil x Mil.