Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Un chimpancé enamorado

18/7/25 | |

Y pensé en el chimpancé enamorado, en la lata de los terrones de azúcar y en el muchacho que antes parpadeaba sin cesar, el que también en verano parecía estar envuelto en una burbuja invernal, tal vez porque en la nebulosa de mi memoria lo recordaba con el jersey verde y los pantalones de pana marrón en el aula a la que todos asistían con pantalón corto. 

Fragmento de No digas noche, de Amos Oz.