
"Volver de Cartagena de Indias es una de las experiencias más tristes del mundo. Hablo por mí, que no sólo descubro, de regreso, que he dejado atrás las calles de piedra de donde vino mi familia, las luces del cielo despejado que desciende en paz todas las noches, la sensación de caminar por un puerto al que la historia ha llegado tantas veces (no sólo experimento, en fin, la nostalgia que cualquier viajero experimenta en Cartagena), sino que caigo en cuenta de que una vez más he logrado darle la espalda a una catástrofe de proporciones bíblicas". Ricardo Silva Romero. Leer más...
"Si a otro Papa le da por visitar Cartagena, o si a otro presidente de los Inestables Unidos se le antoja una visita oficial a la heroica, no sé cómo se las ingeniarán los políticos de turno para mostrar una encopetada ciudad. Supongo que habrá helicóptero desde el aeropuerto hasta la Casa de huéspedes Ilustres. Pero el helicóptero tendría que tener vidrios ahumados que impidan la espantosa visión de una ciudad que se derrumba alrededor de la muralla. ¿Cómo lograrán llevar a los ilustres huéspedes hasta la ciudad vieja? Saliendo por manzanillo será imposible: mucho pobre, mucho caos, mucho hambre a la vista. Supongo que habrá lancha por la bahía hasta el muelle de los Pegazos. Y para ello tendrán que desalojar esa ruinosa flota de barcos de palo que habitúan atracar en ese muelle, maquillar las juguerías e impedir de nuevo a los cartageneros que se acerquen al centro. A todos. Y contratarán de afán al maestro Lombana para que restaure por encimita los pegazos parapléjicos". Cristian Valencia. Leer más...