Todos los barrios tienen su tetúa, pero Beli las dejaba chiquitas a todas: Era La Tetúa Suprema. Sus tetas eran globos tan inverosímiles, tan titánicos, que provocaban en las almas generosas compasión por su portadora y hacían que cada varón en su proximidad reevaluara su triste vida. Tenía los pechos de Luba (35DDD). ¿Y qué hay del culo supersónico que les sacaba a borbotones las palabras a los tipejos del barrio y arrancaba las ventanas de sus fokin marcos? Ese culo jalaba más que una junta de bueyes. ¡Dios mío! Incluso este humilde Vigilante, repasando fotos viejas, se quedó estupefacto al ver lo tigrona que fue en su época.
Fragmento de La maravillosa vida breve de Óscar Wao, la excelente novela del escritor dominicano Junot Díaz.
En la imagen, página de Gilbert Hernández (Love and rockets).