Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Continuidad por Juan Tekahara

21/2/12 | |

Continuidad
"De repente, como si se viera ante sus propios ojos entendió la pésima idea de seguir teniendo hijos, el diario llegar a casa, los malos desayunos, la camisa mal planchada. El tercero sin planificar, El primerizo, Lucas, igual que su abuelo, el sexo diario sin amor, la primera vez que hizo una fiesta en casa y tuvo que retirar el ahorro del banco para pagar la orquesta. Aquella entrevista de trabajo, sin suerte, y cuando tuvo que decidir entre su pareja y la carrera, cuando estrelló el auto de papá, el amor diario sin sexo, esos rizos y esa forma de sonreir de Claudia, la secundaria perpetua, la primaria y el salón 401 del tercer año de aquella media mañana que le llegó el oráculo como un rayo. Observó a sus compañeros de clases y comprendió la mala idea de tener hijos dentro de 20 o 33 años".
Juan Takehara M.Ilustración de Giovanni Clavijo.
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