Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Diario de Sergio Fonván

7/5/12 | |


4 de septiembre, 
3 am.
Un insecto trepa rápidamente por una de las patas de la mesa, el azúcar se funde bajo la lámpara de gas y la superficie lisa de la madera parece sudar petróleo. Las patas viscosas que todo corrompen abren llagas en la irregular superficie. Tomás saca el cuchillo carnicero y secciona al insecto en dos partes, se dirige lentamente al armario y de una de las gavetas extrae una lupa, vuelve a la mesa y observa al insecto con ésta, escucha sus aullidos de dolor…Tomás sabe que ahora es su turno.
3:17 am.
Desesperado entre lunas móviles, hambriento de poder, exhalando palabras muertas con la única conciencia de un fin prematuro…en sueños, mármol caníbal, saeta profunda, doctor en ciencias ocultas y falsa poetisa de las tinieblas…para, recarga, sonámbulo devenir de sesos machacados, rhythm and blues y una última capa de Genoy ultravioleta.
3:24 am.
ZURDO, calla, zurdo, espera, espera, espera…aúllan las 3:25 am, Camilo todavía despierto?...aúllan las 3 y 26.
Ilustración de Giovanni Clavijo.