Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Kerlames celebra sus primeros 300 posts.

24/12/05 | |

Y quién es este apuesto jovenazo de la izquierda?, pues nada más ni nada menos que el Sr. Giovanni Clavijo...qué porte, qué clase, eran otros tiempos, sin duda.
Un texto encontrado por estos días de vacaciones bogotanas, en uno de los estantes de mi estudio:

“A las tres y treinta de la madrugada sonó el teléfono, era Giovanni, y qué diablos quería este sujeto a las tres y treinta de la madrugada?...simple, quería que prologara su libro, y por qué yo?, pues porque el gordo Manrique no se encuentra en la ciudad, y Leonardo?, silencio en el auricular.
A Giovanni lo había conocido en la Primera Convención Mundial de Perdedores, realizada en secreto durante el mes de octubre del noventa y ocho en Choachí, Cundinamarca...está de más decir que este evento resultó un completo fracaso (ver El Espacio de octubre 11 de 1998, página 6: “Masacre en Choachí”.
Desde entonces habíamos mantenido largas conversaciones en cafés y panaderías del centro, hablábamos de Arreola, Monterroso, Boris Vian, los Stones, el blues y especialmente de una mujer que le fascinaba a Giovanni, creo que se llamaba Mabel o algo así. El muy ya saben qué, me torturaba horas y horas hablándome de Mabel, la cual yo imaginaba como un cruce entre una foca y un puercoespín, a pesar de los poderosos esfuerzos de mi gafufo amigo por pintármela en tecnicolor y con una belleza cercana a la de cualquier Winona Ryder, en versión criolla.
Lope, sí?...el prólogo...ah, claro, el prólogo. Me despedí y prometí tenerle a Giovanni su prólogo para la próxima semana. Al día siguiente me llegó un paquete, era algo más de medio centenar de páginas impresas en baja calidad y que, atadas con una cabuya, respondían al nombre de “Fragmentos de Enfermedad”. Me tomé algo más de media hora para hojearlas y entonces comprendí, que si quería escribir sobre “Fragmentos”, debía dirigirme inmediatamente a la cocina y preparar café, pero bien cargado.
Los siguientes días fueron para atender la visita de mi tía Amanda y mi primo Rogelio, los cuales llegaron intempestivamente y me obligaron a que los llevara a conocer la ciudad. Seis días después, y tras la marcha de mis familiares, tomé el “Gran Diccionario Espasa de Sinónimos y Antónimos” y me propuse escribir una obra maestra del "prologuismo". Pero nuevamente el aciago destino truncó mis buenas intenciones, ya que mi abuelo Mateo murió, y entre velorio, funeral y misa de las nueve noches, no me quedó espacio para escribir el bendito prólogo.
Giovanni no volvió a llamar, yo me partí una pierna y las dos manos al intentar cruzar un charco y estuve seis meses en silla de ruedas. Mabel se casó con un banquero y tuvo nueve hijos; el gordo Manrique y Leonardo fueron vistos en un bar gay”.
Lope Andrés Vieira Garrido, febrero de 2000
P.D.: Este texto hace parte de mi ya casi olvidado trabajo de grado de la U.
Y no podía ser de otra forma, una feliz navidad para todos los pastusos que me caen bien, para los otros, un tibio apretón de manos. Nos vemos.
+++Blogs recomendados de la semana: Collagemanía, Reciklante y Omarama.
© Ilustración de Giovanni Clavijo