Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

La Memoria de Marco Denevi

2/8/12 | |


La memoria, esa incomodidad

Se encontraron por un capricho del azar. No se conocían, pero les bastó mirarse para caer fulminados por lo que en Sicilia llaman el rayo del amor. Sin pronunciar una palabra corrieron al lecho (al de ella, que estaba siempre pronto) y se lanzaron el uno contra el otro como los pugilistas en el gimnasio.
A la mañana siguiente fue Eneas el primero que despertó.Decidido a proseguir su viaje por el Mediterráneo, e incapaz de abandonar a una mujer sin una explicación, le dejó sobre la mesita de luz un papel en el que escribió con sublime laconismo:"¡Desdichada, lo sé todo! Adios". Y se fue, la conciencia tranquila y el ánimo templado.
Varias horas después Dido abrió los ojos, vio la esquela y la leyó. "¿Qué es lo que sabe de mi, si ni siquiera le revelé mi nombre?", se preguntó, estupefacta. Por las dudas comenzó a pasar revista a su pasado, hasta que experimentó tanta vergüenza que se bebió un frasco íntegro de vitriolo.
Marco Denevi. 
(El jardín de las delicias. Mitos eróticos).
Imagen de la izquierda (década de los 20's), encontrada en Pabón Rabón.