Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

"Mi mujer muere. Me he quedado solo..."

23/4/16 | |

LA FIRMA

Mi mujer muere. Me he quedado solo. Le beso las manos y salgo de la habitación del hospital. Un enfermero me sigue por el pasillo.

–¿Va a hacer los trámites relacionados con la difunta?–dice.
–No.
–¿Y qué quiere que hagamos con el cuerpo?
–Crémenlo.
–No es nuestra función.
–Dónenlo a la ciencia.
–Tendrá que firmar los documentos pertinentes.
–Dénmelos.
–Lleva tiempo prepararlos. ¿Por qué no aguarda en la sala de espera?
–No tengo tiempo.
–¿Y sus artículos de tocador y su radio y su ropa?
–Tengo que irme. –Llamo al ascensor.
–No puede irse.
–Me estoy yendo.
Llega el ascensor.
–¡Doctora, doctora! –le grita él a una médica que examina unos expedientes en el puesto de enfermería. La doctorase pone de pie.
Continuar leyendo.
STEPHEN DIXON.