Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

13 y sin sueño

22/12/24 | |

LA MUJER NÚMERO TRECE

En una ciudad de doce mujeres había una decimotercera. Nadie admitía que vivía allí, no recibía cartas, nadie le hablaba, nadie preguntaba por ella, nadie le vendía pan, nadie le compraba nada, nadie le devolvía la mirada, nadie llamaba a su puerta; la lluvia no caía sobre ella, el día nunca amanecía para ella, el sol nunca brillaba sobre ella, la noche nunca caía para ella; para ella las semanas no pasaban, los años no corrían; su casa estaba sin numerar, su jardín sin cuidar, sin pisadas su camino, sin sueño su cama, sin comer su comida, sin arrugas su ropa; y, a pesar de todo, seguía viviendo en la ciudad sin resentimiento por lo que la ciudad le hacía.

Lydia Davis. De Cuentos completos (Seix Barral, 2009)
Traducción de Justo Navarro.