LA MUJER NÚMERO TRECE
En una ciudad de doce mujeres había una decimotercera. Nadie admitía que vivía allí, no recibía cartas, nadie le hablaba, nadie preguntaba por ella, nadie le vendía pan, nadie le compraba nada, nadie le devolvía la mirada, nadie llamaba a su puerta; la lluvia no caía sobre ella, el día nunca amanecía para ella, el sol nunca brillaba sobre ella, la noche nunca caía para ella; para ella las semanas no pasaban, los años no corrían; su casa estaba sin numerar, su jardín sin cuidar, sin pisadas su camino, sin sueño su cama, sin comer su comida, sin arrugas su ropa; y, a pesar de todo, seguía viviendo en la ciudad sin resentimiento por lo que la ciudad le hacía.
Lydia Davis. De Cuentos completos (Seix Barral, 2009)
Traducción de Justo Navarro.