Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Annie Dillard, de la abundancia

27/12/24 | |

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Escribe como si te estuvieras muriendo. Al mismo tiempo, hazte a la idea de que escribes para un público compuesto exclusivamente por enfermos terminales. Es, al fin y al cabo, el caso. ¿Qué empezarías a escribir si supieras que vas a morir pronto? ¿Qué podrías decirle a un moribundo que no le enfureciera por su trivialidad?
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Escribe sobre el invierno en verano. Describe Noruega como lo hizo Ibsen, desde un escritorio en Italia; describe Dublín como lo hizo Joyce, desde un escritorio en París. Willa Cather escribió sus novelas de las praderas en Nueva York; Mark Twain escribió Huckleberry Finn en Hartford, Connecticut. Hace poco los investigadores descubrieron que Walt Whitman apenas salía de su habitación.

Annie Dillard. De La abundancia. Ensayos narrativos (Malpaso, 2020).                                              Traducción de Ignacio Villaro Gumpert