Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Observando la trama

22/4/25 | |

OBSERVANDO LA TRAMA

Por orden del rey se ha construido un laberinto para encerrar al Minotauro.
—Tenemos bajo control al enemigo —anuncia el pregón.
Me pregunto cómo surgió una bestia semejante.
A qué clase de individuo le convendría su desarrollo, alguna vez fue cachorro, alguien tuvo que alimentarlo.
Qué pasa si su majestad es un imbécil que trata con constructores mediocres, y el enemigo se descontrola, se escapa.
Y qué si el minotauro no existe. Si el monarca lo inventó para distraer la atención de la plebe, encubriendo un peligro mayor. Del que debería estar cuidándome.
Patricia Nasello.