Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
EL PAÍS Y EL PROGRESO
Anoche cuando volvía a casa, me pareció que había desembocado en la calle
Tucumán del siglo pasado, aún más pueblerina y más pobre que la actual. En este
país, que hasta ayer progresaba, la situación se repite de vez en cuando, y uno se
encuentra en lugares cuya desolada modestia corresponde a un álbum de fotografías
viejas.
Adolfo Bioy Casares, Guirnalda con amores.