Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
Me secuestraron los gitanos. Mis padres me rescataron. Luego los gitanos
volvieron a secuestrarme. Esto duró un tiempo. Un minuto estaba en la caravana,
mamando de la oscura teta de mi nueva madre, y acto seguido me encontraba
sentado en la inmensa mesa del comedor, tomando mi desayuno con una cuchara
de plata.
Charles Simic.