Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

La gran alegría de los hombres de números

2/6/25 | |

La gran alegría de los hombres de números

tan queridos
los sofás
más aún las mecedoras
que se balancean
y tanta palabra
en el mundo tanto sonido
no entiendo por qué
tantas rejas también
estoy triste
hasta que pasan
niños
correteando