Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El descreído, un poema de Elizabeth Bishop

15/8/19 | |

El descreído

Duerme en la punta de un mástil.
Bunyan


Duerme en la punta de un mástil
con los ojos bien cerrados.
Las velas se despliegan debajo suyo
como las sábanas de su cama
dejando libre al aire de la noche la cabeza durmiente.

Dormido fue transportado ahí,
dormido se acurrucó
como una bola dorada en la punta del mástil,
o trepó por adentro de un pájaro dorado,
o ciegamente se sentó a horcajadas.

“Me apoyo sobre columnas de mármol”,
dijo una nube. “Nunca me muevo.
¿Ves las columnas ahí en el mar?”
Seguro de sí mismo en la introspección
observa las columnas aguadas de su reflejo.

Una gaviota tenía sus alas por debajo de las suyas
y notaba que el aire era “como mármol”.
Dijo: “Acá arriba
me remonto a través del cielo
porque las alas de mármol vuelan en la punta de mi torre”.

Pero él duerme en la punta de su mástil
con los ojos bien cerrados.
La gaviota investigó en su sueño,
que era: “No debo caer.
El mar brillante debajo mío quiere que caiga.
Es duro como diamantes; quiere destruirnos a todos.”
Elizabeth Bishop.