Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Amor al resguardo

30/4/25 | |

Amor al resguardo 


Ella estaba enamorada del pediatra de su hijo. Sola en el campo, ¿alguien la puede culpar? 
Había un elemento de inmensa pasión en este amor. También había algo de resguardo. El hombre estaba del otro lado de una barrera. Entre ella y él: el nene en la cama del consultorio, el consultorio mismo, los empleados, su esposa, su esposo, su estetoscopio, su barba, sus pechos, los anteojos de él, los anteojos de ella, etc.
Lydia Davis.