Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El contagio de los géneros

1/5/25 | |

EL CONTAGIO DE LOS GÉNEROS 


Aquel que olía todos los días en la tienda de loza el recochado de los cacharros se fue convirtiendo en botijo, su mujer en sopera y la niña en jarrita. 
Tan de loza eran que todos murieron de caídas. Todos se rompieron el día menos pensado. 

Ramón Gómez de la Serna, Trampantojos.