Nacemos en un mundo cercado como una pocilga, continuó pensando con el cerebro zumbándole, e igual que los cerdos que se revuelcan en su propio fango no sabemos con qué fin nos apelotonamos en torno a las ubres nutricias, para qué luchamos encarnizadamente en el barro, por llegar al comedero o, al atardecer, al lugar donde dormir. Se abotonó el pantalón y dio unos pasos para que la lluvia le diera de lleno. «¡Lávame estos viejos huesos! —murmuró con tono de amargura—. ¡Lávalos porque este viejo meón ya no durará mucho tiempo!».
Fragmento de Tango satánico, de László Krasznahorkai, premio Nobel de literatura 2025.