Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

La Cocina Caníbal por Roland Topor

20/11/05 | |

Nuevamente Kerlames tiene como invitado de honor a Roland Topor (esta vez con dibujos de Giovanni Clavijo)
El Bobo Adornado
Coja un bobo, desnúdelo, búrlese de él. Déle unas patadas, mátelo, córtelo en trozos de igual grosor y póngalo en una marmita junto con un buen pedazo de mantequilla, sal, pimienta, especias, ajos y perejil picado. Déjelo soasarse bien y añada un chorrito de vino blanco y un poco de caldo. Cuando el bobo empiece a hervir retírelo del fuego y sírvalo bien adornado. Cómaselo discretamente hablando de alguna otra persona.
Mamá a las rosas blancas.
Bese a mamá en las dos mejillas y luego córtela en dos; échela en agua hirviendo; quítele la cabeza que sonríe bondadosamente – podría estropearle el apetito -, la columna vertebral y todos los huesos que pueda. Prepare las patatas cocidas y cortadas en rodajas que pondrá en una ensaladera. Mézclelas con pequeños cachitos de su mamá, y alíñelo todo con aceite de oliva en el momento de servir. No se olvide de poner unas rosas blancas debajo del plato: protegerán el mantel y además, a su mamá le gustaban tanto…
Obseso con tropezones de tetas
Corte en trozos a un obseso fresco. Caliente aceite en una olla, eche en ella al obseso y luego los tropezones de tetas. Remueva los trozos de obseso de cuando en cuando, pero sólo una o dos veces los tropezones de tetas para no estrujarlos demasiado. Sírvalo todo, bien escurrido y humeante, con mostaza blanca.
© Ilustración de Giovanni Clavijo