Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Intransigencia por Julia Otxoa (San Sebastián, 1953)

3/4/06 | |

Intransigencia

Realmente aquel hombre se obstinaba en no querer entender. Mientras enfurecido me daba puntapiés en las costillas y riñones, me insultaba y me perseguía por toda la casa, incapaz de soportar la idea de esposo abandonado.
Yo no me defendía, sabía perfectamente que hubiera podido cortarle la yugular con la velocidad de un rayo. Pero en el fondo me daba lástima, ya que en cuanto se cansara y dejara de golpearme, yo también me iría dejándole totalmente solo.
Porque ningún perro de mi categoría, soportaría vivir con un dueño que no le permite contemplar escondido tras las cortinas del dormitorio, como su mujer se desnuda todos los días.

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