Camilo, uno de los organizadores del festival, me dijo que comenzábamos a evaluar los trabajos a las cinco, así que aproveché una palomita para salir y dar una vuelta; cuando regresé, ya eran las 5 y diez, y desde afuera de la cancha auxiliar del coliseo, sonaba insistentemente mi nombre a través del altavoz ("se solicita urgentemente al profesor Giovannni Clavijo en la tarima").
Evaluamos los trabajos uno por uno; terminado el recorrido, escogimos a los ganadores y desaparecí de allí inmediatamente...Míster Pollo estaba a solo unos pasos y mi panza ya quería armar alboroto. Adiós mundopogo, los años pesan y el exceso de gente me pone nervioso.
