Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

"AL EMPIEZO DE LA MADRUGA" por Hugo Chaparro Valderrama

1/10/06 | |

Siguiendo con la celebración de las cincuenta primeras ediciones de la revista Número (lástima que no pueda ir a la fiesta), aquí está un cuento del escritor colombiano Hugo Chaparro Vvalderrama, aparecido originalmente en la edición 29.

"AL EMPIEZO DE LA MADRUGA"
Para Jorge Ruffinelli,
true at first light.


"Play it by ear",
como se dice tan lindo,
escuchando "the music of what happens",
que es, como dice una leyenda irlandesa,
"the best music in the world".
En una carta de Raymond


Por Hugo Chaparro Valderrama
Imagen de Mariela Agudelo

Nunca creí que un fantasma me pudiera revelar, en candoroso español, la posible traducción de un libro que cayó en mis manos, anunciando que su historia sucedía como algo sincero y real cuando la luz del día alcanza todo y es true at first light…
"Todo es cierto -me escribió el corresponsal- al empiezo de la madruga".

Las líneas, escritas en la pantalla, viajando a la manera de un pez o de una botella de náufrago que guarda entre su cristal un solitario mensaje, flotaron lanzadas al mar que suele traer el correo para rodar por el mundo en vías insospechadas, quizás mágicas, descubriéndome una historia que se fue trazando entonces como un lento y suave dibujo que empecé a recibir con el asombro en los ojos, sentado en mi escritorio mientras que el hombre viajaba por una geografía distante, hablándome en el silencio que suele reunir los tiempos de una carta imaginada en el pasado que entonces era presente en mis ojos y confundía en la lectura la voz de dos que se escriben y se cuentan lo que ven.
Prestábamos un servicio a los viajeros que andaban extraviados por el mundo, sirviendo de traductores, lazarillos, cartógrafos, samaritanos, consejeros y compañeros de ruta para esa vasta oleada que recorría el planeta y buscaba información sobre pueblos tan distantes que apenas se destacaban en lo profundo del atlas.
De vez en cuando un paisano se dejaba conocer, trayendo un viejo morral que sugería las millas y el polvo de los caminos; la fatiga que abrumaba su costalada de huesos y el cansancio que mostraba cuando aturdía la puerta de nuestra casa virtual: www.travelaround.com.