Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Casimiro mire Casimiro, Mauricio Reyes Posada.

1/10/06 | |

La verdad, no tenía ni idea de este escritor, hasta que leí el sorprendente cuento "Casimiro mire Casimiro"(texto escrito en los setentas; dividido en cinco párrafos, sin puntos seguidos, ni comas) en "Un beso frío y otros cuentos bogotanos", libro incluido en la colección Libro al Viento del Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT).
A continuación, un fragmento de otros de sus cuentos, perteneciente al libro "Casimiro mire Casimiro y otros cuentos", publicado por Villegas Editores:

Pienso luego existo
Texto de: Mauricio Reyes Posada.

Una capa bien definida de gelatina comenzó desde anoche a cubrirme todo el cuerpo sin que hasta el momento sepa la causa de tan molesto suceso. Observo que es más gruesa y sólida sobre la cabeza y que deja al descubierto los ojos, las ventanas de las narices y unos pequeños hoyuelos frente a los oídos. En otras partes es más abundante pero menos consistente. Tiene una particularidad que debo confesar y es la de que cada vez que la remuevo con una espátula, surge al instante, en el mismo lugar, con más densidad y mayor vehemencia.

En vista de este grotesco imprevisto, fuera desde luego de mis cálculos inmediatos, pónganse ustedes en mi pellejo, he decidido quedarme en casa y no vestirme, pues considero en extremo desagradable el hecho de sentir la ropa bailando sobre mí y a la gelatina deslizándose furtivamente por entre la bota del pantalón, las mangas de la chaqueta o las rendijas que deja la camisa entre cada botón.

Ahora que la observo con más cuidado tiene un color verde amarilloso, desleído y está fuertemente adherida a mi piel, como si naciera de ella, aunque conserva intactas sus características propias. Cuando bamboleo los brazos da la impresión de que fuera a desprenderse pero se limita a seguir rítmicamente el movimiento descrito. Continuar leyendo...