Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Wet lips, deep breath.

30/9/11 | |

CARACOL
Raúl Brasca
Se puso el caracol en el oído y oyó el ruido del mar mientras la tarde espléndida se oscurecía y el aire diáfano se volvía agua. Cuando vio pasar un pez frente a sus ojos pensó que se ahogaría y, rápidamente, separó el caracol de su oreja. La luz volvió y el agua se hizo aire transparente. Aliviado, respiró hondo y se pasó la lengua por los labios húmedos que aún conservaban restos de sal.

SAMARITANO
Julia Otxoa
En medio de aquel desolado paisaje estepario, sobre el lecho de nieve, el desconocido le fue limpiando las heridas, calmando su terror con palabra sosegada, con mirada clara y firme de caballero acostumbrado al cultivo de la sensibilidad.
El rostro del herido fue tornándose más sereno y su cuerpo, maltrecho tras el asalto de los bandoleros, dejó poco a poco de temblar. Por fin, envuelto en sus dulces palabras, rendido al fin por tantas horas de dolor e incertidumbre herido sobre la nieve, durmióse tranquilo. Momento que aprovechó el falso samaritano para sacar su daga y rebanarle limpiamente el cuello, robándole lo único que le habían dejado los ladrones.

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