Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Finales (para una historia de amor) y una bestia que acecha

19/3/08 | |

Finales (para una historia de amor)

Son pocos los metros que dura el pasillo que los separa del encuentro. Pero en el medio, cuando les falte pocos centímetros para abrazarse, los aguarda un arrepentimiento que se prenderá a uno de los dos corazones y lo matará a arañazos.
Guillermo Del Zotto
Foto tomada por Celina Rojas en Chimayoy (Pasto, Nariño)