CH. Ponete bombacha, por lo menos
A mi amiga se lo dije una y mil veces: “Martita: no entres sin bombacha en el barrio japonés. Y para colmo con una pollera suavecita, acampanada y traslúcida. Mirá que allá la Yakuza patrulla días y noche. Se van a dar con vos todos los gustos, hasta los más peregrinos. Una blanquita dócil les va a venir de perillas y hasta de periquete. No entres sin bombacha al barrio japonés, Martita”.
Pero ella no me hizo caso. La fiesta duró tres días. Aunque eran japoneses aquello parecía el Año Nuevo Lunar chino. O Raigón durante la ofensiva de Teth en 1968. Encontraron sólo el esqueletito. Parece que luego de refocilarse con ella, desde el punto de vista sexual, se la comieron cruda mezclada con pescado. También fue sushi. De manera casi tradicional. Abundantes libaciones de sake, petardos y gritos jolgoriosos.
- Bueno, pero por lo menos murió en su ley- comentó Analía-. Por fin un cuentito degenerado que termina bien.
Alberto Laiseca
A mi amiga se lo dije una y mil veces: “Martita: no entres sin bombacha en el barrio japonés. Y para colmo con una pollera suavecita, acampanada y traslúcida. Mirá que allá la Yakuza patrulla días y noche. Se van a dar con vos todos los gustos, hasta los más peregrinos. Una blanquita dócil les va a venir de perillas y hasta de periquete. No entres sin bombacha al barrio japonés, Martita”.
Pero ella no me hizo caso. La fiesta duró tres días. Aunque eran japoneses aquello parecía el Año Nuevo Lunar chino. O Raigón durante la ofensiva de Teth en 1968. Encontraron sólo el esqueletito. Parece que luego de refocilarse con ella, desde el punto de vista sexual, se la comieron cruda mezclada con pescado. También fue sushi. De manera casi tradicional. Abundantes libaciones de sake, petardos y gritos jolgoriosos.
- Bueno, pero por lo menos murió en su ley- comentó Analía-. Por fin un cuentito degenerado que termina bien.
Alberto Laiseca