Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

A pedido del público, la Mississippi

31/7/08 | |

Si después no tengo para el arriendo, qué diablos! (habrá que cantar cumbias desafinadas en el subte), las boletas están compradas. Y el mundo, mi mundo, no volverá a ser el mismo.