Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

LA CALLE DE LAS NOVIAS PERDIDAS

30/8/08 | |

Hay una calle en Flores en la que viven todas las novias abandonadas. Al atardecer salen a la vereda y miran ansiosas hacia las esquinas para ver si vuelven los novios que se fueron.
A veces conversan entre ellas y rememoran viejos paseos por el Rosedal. Por las noches se encierran a releer cartas viejas que guardan en cajitas primorosas o admirar fotografías grises.
Los domingos se ponen vestidos floreados y se pintan los labios. Algunas escriben diarios íntimos con letra prolija.
Dicen que no es posible encontrar esa calle. Pero se sabe que algún día desembocara en la esquina el batallón de los novios vencedores de la muerte para rescatar a las novias perdidas y llevarlas de paseo al Rosedal. Esto será dentro de mucho tiempo, cuando endulce sus cuerdas el pájaro cantor.

Existen por ahí infinidad de personas confiables que juran que el amor es posible en todos los barrios. No habrá de discutirse semejante tesis. Pero el que tuviera que vivir pasiones locas, es mejor que no pierda el tiempo en rumbos equivocados.
Una historia terrible esta esperando en Flores.
Alejandro Dolina