Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Moria Casán, si en Buenos Aires te encuentro

13/8/08 | |

Moria Casán, pectopulenta diva sexigenaria de formas imposibles (tomo un respiro), camina por Corrientes. La loba acelera el paso y marca al mundo con su indiferencia. Fatal, fría, superficial, atorranta. Yo beso el polvo que pisa, devoro sus partículas siliconadas, me intoxico de perfume barato (en ella todo parece barato). Un hombre débil.
Llueve, la Fierro se convierte en pulpa. Olmedo busca en su escote un alivio para una deslucida eternidad.