Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Los párpados narcóticos

21/10/08 | |

Bodhidarma, fundador del budismo Zen, un día en que estaba meditando, se durmió (es decir, volvió a caer, por inadvertencia, en el estado de conciencia habitual en la mayoría de los hombres). Esta falta le pareció tan horrible que se cortó los párpados. Éstos, según la leyenda, cayeron al suelo, y en seguida nació de ellos la primera planta de té. El té, que preserva el sueño, es la flor que simboliza el deseo de los sabios de mantenerse despiertos, y por esto, se dice, “el gusto del té y el gusto del Zen son parecidos”.

Pawels y Bergier
El libro de la imaginación
Editorial Fondo de Cultura Económica

En la imagen, Lili St. Cyr