Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Ningún cuerpo, ningún cuento como éste

15/3/09 | |

EL SALTEADOR DE CAMINOS Y EL VIAJERO

Un Salteador de Caminos enfrentó a un Viajero, y apuntándole con un arma de fuego, le gritó:
—¡El dinero o la vida!
—Mi querido amigo —dijo el Viajero—, de acuerdo con los términos de su exigencia mi dinero salvará mi vida, mi vida mi dinero; usted indica que se apoderará de una o de lo otro, pero no de ambos. Si esto es lo que usted quiere decir le ruego que sea bueno y tome mi vida.
—No es eso lo que quiero decir —replicó el Salteador—; usted no puede salvar su dinero renunciando a su vida.
—Entonces, tómela de todos modos —dijo el Viajero—. Si no sirve para salvar mi dinero, no sirve para nada.
Tanto agradaron al Salteador la filosofía y el ingenio del Viajero, que lo tomó como socio y esta espléndida combinación de talentos fundó un periódico.

Ambrose Bierce.