Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Motor Oil (con otra imagen)

17/3/09 | |

Yo te estaba buscando. GENTE, año 23, Nº 1276, enero de 1990. En medio de la tragedia y el papel que apesta a viejo (pero me gusta), de toda la intimidad que huele a crisis, de la explosión inevitable y es que “parece que estamos cómodos sentados en el fracaso”, intentando superar la hiperinflación no adormecida, entre Hugo Sofovich y la pueblada de Tres Arroyos, aparece ella. Página diecisiete. Seductora mancha amarilla que captura un segundo de belleza perfecta. Con hielo, con soda, o para mezclar con la imaginación.

Entre hortensias rosadas y azules. Sonriendo para ese instante, simulando una felicidad que no siente, sonriendo porque un tipo de cabello largo y aspecto andrajoso, el fotógrafo estrella del momento, le dice que sonría. ¿No es más bien un tipo calvo y satanista de apellido Martelotto?

– Inclina la cabeza, eso, así. Una más. Quiero una gran sonrisa, baby. Sí, sí, como Marilyn, pero en versión morocha. Que se vea esa sonrisa Colgate.

Ella piensa que el tipo es un completo boludo, carne para los leones, víctima propicia en una película de zombies. Dos horas de tomas inservibles y un calor del infierno. No lo aguanta más, le duele el cuello. No tolera esa pose de fotografía vacacional. Un fiasco las últimas vacaciones, lástima que ya no pueda utilizar bikinis. Las estrías. Muy marcadas, le dijo su novio. Otro boludo. Por lo menos con este horrible vestido amarillo no se notan.

– Agarra bien la revista. Eso, la pierna derecha flexionada. Mira arriba, hacia tu derecha. Divina, divina. Eso es todo, puedes cambiarte.

¿Cuál colectivo la lleva de nuevo a Villa Crespo?. El cuarenta y dos, seguramente. Una prenda amarilla para modelar en la intimidad, regalo cortesía de Motor Oil. Que sesión de mierda.