Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Terror en la ópera, los Munchies y otras maravillas

3/5/09 | |

Dimensión fantástica, un blog sobre cine que no los dejará indiferente. Abstenerse fanáticos radicales de Ingmar Bergman, Lucrecia Martel y Peter Greenaway.