Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Bermoraca y pastillas de eucalipto

19/2/10 | Publicado por Giovanni Clavijo Castillo |

Buen material retrocolombiano, en este set de Flickr.
Transmutaciones

El hombre no le creyó cuando la mujer dijo que no era de este mundo. Pero quedó absolutamente convencido cuando empezó a desnudarse.
Triunfo Arciniegas

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